Recientemente, investigadores norteamericanos han demostrado que la retina y sus pigmentos sufren un proceso degradativo a lo largo de la exploración continua a altas intensidades de iluminación, tal cual ocurre con las pantallas de los ordenadores, tablets y teléfonos móviles.
El problema radica en que normalmente leemos sobre un fondo no brillante, mientras que estas pantallas, retroiluminadas, tienen un estimulo constante en la retina que hace que sus pigmentos sean subutilizados. Esto conduce a una pérdida progresiva de la eficacia visual, de la percepción de los colores y, finalmente, a fenómenos de mala visión.

Estos problemas son transitorios y se resuelven tan solo mediante un descanso de unos minutos, puesto que la fisiología retiniana es capaz de compensar este deterioro funcional.
Este deterioro también puede prevenirse mediante la ingesta de micronutrientes específicos para preservar la salud visual macular, tal cual ocurre con los contenidos del Eyegum, en los cuales diversos componentes tan equilibrados como micronutrientes para promover la mejor función de la retina.